IDENTIFIQUÉMONOS ENTONCES
Guardar los mandamientos de Dios, significa tener para sí o cultivar su bendita Palabra en nuestro corazón, y recordemos que la misma Palabra advierte que es del corazón que salen todas las cosas, sean buenas o malas (Lucas 6:45)-, como quien dice, que los Mandamientos transforman y cultivan un corazón, para que de él salga solamente lo que dice el Señor; qué interesante ¿Verdad?
En este capítulo encontramos un énfasis muy fuerte de parte del apóstol Juan, respecto de si queremos ser gente sincera, transparente, porque es de la única forma que podemos permanecer en Él, pero juntamente con ello es imperativo que amemos a nuestro hermano (Vr. 9), de lo contrario, no podemos decir que andamos en la luz de Cristo. El otro énfasis del apóstol aquí es la urgente necesidad de aborrecer al mundo y sus placeres (Vr. 15), es decir, no aferrarnos a lo que nuestros sentidos nos inclinan, porque dice la Palabra que los deseos del mundo y sus placeres pasan, pero quienes hacen la voluntad de Dios, son los que permanecen. Son dos situaciones un poco diferentes, pero que en el fondo vienen a ser el resultado de un corazón que esté verdaderamente rendido a Cristo.
No tema que le identifiquen como cristiano(a), más bien sí tema que usted quede como "del montón", sin identidad alguna, porque es un hecho que debemos mostrar en nosotros, quién es que dirige nuestra vida y quién mora en nuestro corazón.
Oración. Amado Señor, queremos que tú te veas en nosotros, para que la gente que no te conoce, puedan llegar a tus pies, por nuestro testimonio; perdónanos las cosas que no están conforme a tu voluntad en nuestra vida y sácala de nosotros, te lo rogamos de todo nuestro corazón, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario