martes, 28 de febrero de 2012

Y AHORA QUE HE CAMBIADO // Hebreos 12: 1-4

  
Y AHORA QUE HE CAMBIADO 


Texto  Bíblico:  Hebreos 12: 1-4
 
Conocer del Señor Jesucristo nos abre un camino tan diferente y reconocemos que el Señor nos llamó a una vida de realizaciones y de éxito, diferente a como vivíamos sin Él. Él a nadie obliga a tener un estilo de vida que no desee, espera que uno obedezca sí, pero que sea nuestra decisión. Así que podríamos decir que estos son los "Debo" del cristiano, si decido claro está, obedecerle:
DEBO:
  • Despojarme de todo peso (Preocupaciones, dolor emocional, depresiones etc.).
  • Despojarme de todo pecado que me asedia. Teníamos un estilo de vida que nos llevaba a pecar y a ser personas de doble ánimo, ahora podemos dejar todo eso en las manos de Jesús y lograr con ello, desbaratar todo argumento del diablo en nuestra contra.
  • Correr con paciencia la carrera que tengo por delante, es decir, aprender a confiar en Dios y esperar en su voluntad, porque en ocasiones quisiéramos que en un instante Dios cambiara nuestra historia de tantos años de pecar y nos pusiera en un pedestal, cuando ha sido tan misericordioso y paciente con nosotros.
  • Aprender a poner mis ojos solamente en Jesús, porque es en Él que comienza y termina la fe, y es Él quien perfecciona esa fe, no estar mirando la gente a mí alrededor, aunque parezcan tan consagrados a Dios, porque como seres humanos han de tener sus defectos.
  • Mantener un buen ánimo, no permitir que decaiga por nada, ni por nadie; en ocasiones creemos que ante una situación difícil, ya hemos de perder nuestro gozo en Dios, y es un error, porque precisamente el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
  • Ser agradecidos, porque fue el Señor Jesús quien pagó por nuestros pecados, llevó nuestras enfermedades, sufrió el oprobio y la humillación por nosotros y se sentó, a la diestra del Padre, para guardarnos un lugar a nosotros.
  • Recordar siempre su exhortación que como a hijo me hace por su Palabra.
  • Aceptar su disciplina, porque eso es lo que confirma que en realidad soy su hijo legítimo y no un bastardo (Vr.8).
Qué fácil es en ocasiones olvidar todo esto, pero hoy la Palabra nos llama la atención a tenerlo en cuenta; como hijos de Dios, tenemos ciertos requerimientos y se espera de nosotros ciertas actitudes de amor, respeto y obediencia, porque es lo que muestra nuestra posición en Cristo Jesús.
Oremos juntos. Amado Dios, hoy al recordar qué debo hacer como tu hijo, te pido perdón porque reconozco que te he fallado mucho en ese sentido, te ruego me ayudes, para lograr tener un comportamiento acorde con mi posición de privilegio y ser así desafío a mi familia. Gracias, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo, amén.


Mision Paz a Las Naciones

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