Lucas 5:12-16
Como seres humanos tenemos muchas necesidades, entre ellas está la salud, más aún cuando Cristo todavía no reina en el corazón. Es un hecho que somos muy vulnerables a todo tipo de enfermedad y por ello, es uno de los medios más usado por Satanás para afligir a las personas.
Este leproso se presenta ante Jesús y solamente le dice, que si quiere puede limpiarlo; qué forma tan insólita de pedir algo ¿Verdad? Es un hecho de que el Señor Jesucristo quiere nuestra sanidad integral -alma y cuerpo-, porque fue una de las causas por las cuales vino a este mundo, dejando su Trono de Gloria. Así que este hombre lo que más anhelaba en ese momento, era ser sano; igualmente la multitud que le rodeaba y le buscaba con tanto anhelo, sólo buscaba del Señor un milagro de sanidad, no pensaban en nada más.
Esta era una de las razones -seguramente-, por las cuales el Maestro no quería que contara nada respecto de Él, porque buscaba era que la gente deseara, anhelara del Padre Dios, que pensaran por un momento en la parte espiritual, más la gente tenía no sólo una enorme curiosidad, sino que no entendían el hecho de que estuviera con ellos -o no creían-, esto por supuesto, les impedía ser ciudadanos del reino del cual precisamente el Señor Jesucristo, le había venido a hablar.
El Señor Jesucristo se aleja de la muchedumbre para orar (Vr. 16), seguramente el ruido era mucho y el Maestro entendió que necesitaba dialogar con el Padre Dios, pero que en medio de tanta inquietud, su espíritu necesitaba la comunión con su Papá para fortaleza y sabiduría. Esta una de las tantas enseñanzas que podemos sacar de este pasaje: a) Busquemos de Cristo para adorarle y decirle cuán importante es para nosotros y b). Aprendamos de su ejemplo, apartémonos del ruido para poder escuchar la voz de nuestro Padre Dios.
La oración era el deleite del Señor Jesucristo y es Él nuestro Maestro, entonces sigamos su ejemplo como sus discípulos que somos, porque si Él necesitaba del Padre, con mayor razón nosotros que somos finitos y para ello, antes debemos ponernos a cuentas y pedir perdón para recibir el refrigerio de su perdón, y de esa forma ser llenos de su gloriosa unción la cual nos trae una sanidad integral impresionante. Recuerde: El secreto es buscarle por el motivo correcto y aprender a adorarlo y una vez estamos en su camino, perseverar en Él.
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