lunes, 24 de octubre de 2011

Persistir y no desistir nunca

Persistir y no desistir nunca 
 Lucas 18: 1-8

El tema de la fe es muy importante para Dios y así mismo debe serlo para nosotros, por algo dice la Escritura que sin fe es imposible agradarlo (Hebreos 11:6),  sin embargo, el Señor quiere que no sólo digamos tener fe, sino que ésta sea demostrada en nuestro diario vivir, y una forma muy sencilla de hacerlo, es a través de la oración, porque la oración es una herramienta poderosa para activar nuestra fe.
El Señor Jesucristo coloca una comparación para que comprendamos cómo debe ser nuestra oración y cuán necesaria debe ser para nosotros -sus hijos- el orar; debe ser persistente, como leemos que fue esta mujer con aquel juez.
Imaginémonos ese cuadro, una viuda -sinónimo de desamparo y dolor-, acosada por un acreedor que quería quitarle sus bienes y seguramente hasta los hijos -como era la costumbre de esa época, cuando algún deudor no alcanzaba a cancelar sus acreencias-; esta viuda acude ante un juez a pedirle que le haga justicia, pero dicho hombre era indolente, injusto e indiferente a todos; sin embargo, esto no fue obstáculo para ella, quien se hizo tan persistente -cansona-, o como se dice ahora "intensa", que logró su objetivo, pues el juez ya estaba desesperado con esta mujer que lo asediaba día y noche y hasta en su casa.
Nosotros en cambio, tenemos un Dios justo y maravilloso, al cual podemos orar y nos escucha inmediatamente, no obstante, el Señor Jesús nos colocó este ejemplo para que seamos personas de oración persistente, sin descanso, no porque Dios sea "sordo", o como aquel juez, sino porque nuestra vida debe ser santificada a través de acercarnos permanentemente al Trono de su gracia y esto es lo que conseguimos con una vida de oración, entonces nuestro adversario -el diablo-, no se podrá acercar a nosotros, porque estamos bajo la protección divina.
Si aún no lo ha hecho, comience desde ya a orar en forma permanente y usted sentirá un cambio maravilloso en su vida, porque estará expuesto(a), siempre a la poderosa Unción del Espíritu Santo quien sólo sabe dar cosas buenas.
Oremos juntos. Gracias Padre Dios, porque eres justo y bueno, lleno de poder y gran misericordia, hoy nos acercamos a ti para recibir tu bendición, tu poderosa Unción, que es la que nos capacita y fortalece para seguir adelante y a buscar siempre tu Presencia, en la oración tenemos la oportunidad no sólo de hablarte, sino también de escucharte, gracias por dejarnos ese medio tan especial de acercarnos a ti, en cualquier momento y en cualquier lugar. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario