Para elegir bien.
Proverbio 29
El necio es duro de cerviz -sinónimo de persona orgullosa y rebelde-, mientras el sabio, ama la sabiduría y abraza la justicia.
Cuando al necio le llega su quebrantamiento, no hay medicina que lo sane; y si un hombre con esta característica -tan deplorable-, gobierna un pueblo, hace gemir a toda una colectividad y pone la ciudad en llamas, porque obviamente, las personas poco a poco se van contaminando tanto de sus malas acciones, que irán adquiriendo su personalidad, hasta convertirse en personas orgullosas, agresivas, que tratarán a los demás con desprecio, esto hará que el pueblo se divida, y despertará rencores y contiendas. Su corazón impío lo convertirá en aborrecedor de lo perfecto, dando rienda suelta a su ira, hasta llegar a ser un sanguinario, con el agravante de que todo un pueblo, va adquiriendo esta misma característica.
El sabio al contrario, es una persona llena de la paz de Dios, por lo cual su particularidad será la justicia, será alegría de sus padres, de su familia y de todos los que le rodeen, será una persona feliz que contagiará a todos con su buen humor lo cual, hará posible que las personas que van aprendiendo de esta persona dichas características, sean gente amable que propenden siempre por la unidad, y apartarán la ira, porque la gente sabia nunca contiende con el necio, aunque para el impío sea como una piedra en el zapato ( Vr. 27-abominable-) y siempre pretendan hablar mal.
Qué importante es mirar estos dos modelos y definirnos obviamente por el segundo, para que alcancemos todas esas promesas que están reservadas para todos aquellos que deseen hacer la voluntad del Padre Dios, quien siempre nos está recalcando que tomemos para nosotros la sabiduría como nuestro principal atributo, para que todo nos vaya bien en la vida, y es que una persona sabia, podrá siempre distinguir entre lo bueno y lo malo, y buscará siempre ser un excelente (Deuteronomio 11:26), haciendo caso omiso del desprecio o la envidia de los demás.
Refúgiese siempre en la bendita Palabra de Dios, ella es esa brújula que tanto necesitamos, hágale preguntas y usted se convertirá pronto, en una persona sabia que nadie podrá mover, con unas decisiones sazonadas al calor de la Palabra; no tema, muchas veces cuando tomamos decisiones en Dios, personas se burlarán de nosotros o pretenderán atemorizarnos con sus comentarios, pero tenga la certeza de que en ese instante, Dios será nuestra defensa.
Oremos juntos. Amado Dios, tú eres nuestro refugio y fortaleza, queremos hacer sólo lo que te agrada a ti, ayúdanos a convertirnos en hacedores de tu Palabra, por tanto, a escoger y hacer, siempre lo excelente para que todo nos vaya bien, muchas gracias por tu bendita Palabra que es ese faro de luz que todos necesitamos, gracias Padre, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo. Amén.
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