Multiplicar es nuestra naturaleza
Lucas 19: 11-26
Esta parábola del Señor Jesucristo nos da varias enseñanzas, por lo regular aplicada a los dones que el Señor nos ha dado, incluido las finanzas; y es que no podemos olvidar que de Dios viene todo, y es quien nos provee desde lo más mínimo, hasta lo más excelso, y esto es válido tanto en lo espiritual, como en lo material.
El Señor pone un ejemplo de un noble -alguien con un título de rey, o príncipe-, que se va a recibir un reino -esta es una alusión a Él mismo, cuando después de resucitar, subiría al Padre-; prosigue en su ejemplo, y cuenta que dejó diez siervos con el encargo de negociar en sus minas -finanzas-, mientras él volvía; al cabo del tiempo y cuando ya ha recibido el reino, viene a cuadrar cuentas con sus siervos y éstos empiezan uno por uno, a rendir cuentas.
El primero le da muy buenas noticias, ha hecho producir todos los negocios y por tanto, ha ganado diez minas más, sobre la que le entregó, luego pasa el segundo y este le entrega sobre la que le dejó administrando, cinco más, pero, infortunadamente el último, le sale con que por temor, no se atrevió a hacer ningún negocio y para completar se toma la libertad de opinar sobre el carácter del amo, que como él "sabía que era un hombre severo, entonces optó por guardar su dinero -mina-, que era para negociar, en un pañuelo"; como quien dice, no le pareció gran cosa.
Al leer todo el contexto nos damos cuenta que al primero les dio autoridad de reinar sobre diez ciudades, al segundo sobre cinco ciudades; además de que los felicitó y les llamó fieles, porque no sólo lo enriquecieron más, sino que fueron muy diligentes y obedientes con lo ordenado; diferente al que por miedo nada hizo, le quita lo poco que tenía, lo llama infiel y le dice que su propia boca lo ha juzgado, y le da una severa reprimenda, por atreverse a calificarlo de ser un hombre severo; para completar, lo poco que le quedaba a este infiel, se lo entrega al que más ganó, es decir al primero, en cumplimiento de la Palabra (Mateo 13.12).
Meditemos con cuál de estos tres siervos nos queremos identificar o imitar; Dios nos ha dado tantos talentos (minas), pero espera que los multipliquemos, no que los dejemos escondidos por temor, porque el temor no obra la voluntad de Dios, estamos en tiempos difíciles cuando las personas están yendo tras el pecado y debemos hablarles de Cristo, una de las formas en que nuestros talentos son multiplicados tremendamente es cuando aprovechando Congresos, y Evangelismo explosivo, invitamos a las personas a concurrir; como Congregación se avecina nuestro Dunamis -Pura dinamita evangelística-, invitemos y llevemos incluso a las personas, que necesitando tanto de Dios, nada hacen por salir de su apatía o religiosidad; de igual forma a los que están agobiados por alguna enfermedad y francamente ya están desahuciados por los médicos, para que reciban esa "dinamita divina", representada en milagros y prodigios, para salvación del alma y sanidad del cuerpo.
Esta será nuestra oportunidad de que esos talentos que quizás han estado ocultos allí, los activemos y multipliquemos, para que también Dios nos diga: "Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades -tipo de multiplicación integral-,"
Oremos juntos. Amado Dios, gracias que nos has dotado de dones y talentos, ayúdanos a descubrirlos y a ponerlos por obra, para que muchas personas a través de nuestro testimonio integral, te conozcan y decidan por ti, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo, amén.
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