Sin mirar las circunstancias
Juan 6: 5-15
En este episodio, el Señor Jesucristo quiere probar qué conocimiento tienen sus discípulos respecto de su poder y qué tan activa es su fe; es entonces cuando de forma inesperada le pregunta a Felipe qué hacer para alimentar a tanta gente, el discípulo seguramente miró alrededor -las circunstancias-, y por ello desconsoladamente y al comprobar que pasaban de cinco mil las personas que estaban en necesidad a su alrededor, se limitó a decir: "doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco"; qué respuesta tan simplista y limitada ¿Verdad?
Qué diferente la visión de Andrés -otro discípulo-, sin lugar a dudas más proactivo, y que tenía muy claro que el Señor Jesucristo no sólo era el Dios de los imposibles, sino de multiplicación. Andrés había visto a un muchacho que tal vez, había ido a vender y ya no tenía casi nada, solamente cinco panes y dos pececillos, pero este discípulo tuvo esa revelación que esto en manos de Jesús, sería suficiente para que el Maestro, supliera el hambre de todos los que estaban recibiendo su enseñanza. Obviamente, se quedó corto porque al final, sobraron "doce cestas de pedazos de panes".
¿Con cuál de los dos nos vamos a identificar en este episodio? ¿Con Felipe o con Andrés? Claro no podemos ser injustos con Felipe, porque sin lugar a dudas aprendió la lección, además leemos en otra parte de la Escritura cómo fue usado en evangelismo. Pero el punto aquí es que debemos tener un conocimiento pleno del poder del Señor y de su gran misericordia. Nuestra fe depende en gran manera de ello, por eso la lectura y meditación de la Escritura es tan necesaria.
No miremos las circunstancias porque estas nos pueden atemorizar, miremos las manos de Jesús, que están siempre listas para multiplicar, ayudar, bendecir y recibir nuestras oraciones. Hoy es un día muy especial, usted quizás tiene tantas cosas que quisiera que Dios multiplicara en su vida o familia, entonces haga como Andrés, coloque en Él esos "panes y pececillos", que es símbolo de su fe y de su amor a Dios, y verá grandes cosas suceder en su vida.
Oremos juntos. Amado Dios muchas gracias por darme todo lo que siempre te he pedido, perdóname que en ocasiones he mirado solamente las circunstancias y ayúdame a caminar siempre aferrado(a) de tu mano, sabiendo que tú eres el único que tienes la solución a todos mis problemas y conflictos, gracias porque eres mi gran proveedor, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo, amén.
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