Atrayendo
siempre lo bueno.
La contaminación es en todo sentido, con base en lo que aprendemos del profeta Daniel, quien decidió no comer de la mesa del rey, tipo de Satanás; encontramos que muchos hemos tomado no sólo de la mesa de Satanás, sino incluso de sus sobras, y sin darnos cuenta nuestra contaminación ha podido tocar a nuestra preciosa familia, y eso es lo paradójico, porque decimos que queremos lo mejor para nuestros hijos, pero permitimos que la contaminación espiritual nos toque y con ello al resto de los de la casa, y esto llega mediante relaciones personales que sabemos que Dios no aprueba, mediante programas televisivos que hacen arder nuestro ser interior en pasiones y emociones que van desde lo negativo hasta lo sensual; cuando tenemos conversaciones negativas, de murmuración o incluso, cuando nuestro vocabulario no sólo es soez, sino maldiciente y negativo.
Daniel al decidir no contaminarse, se puso de acuerdo con Dios, por tanto, atrajo hacia sí, una gracia especial (Vr. 9), hay personas que dicen: "por qué será que la gente no me acepta", y es que Dios ha colocado sobre nosotros algo especial para atraer lo que queramos, de tal modo que nuestra actitud y forma de hablar harán el resto. Queremos atraer cosas buenas, hemos de hablar bien, no contaminarnos, rodearnos de personas que estén por la causa de Dios; entonces, estaremos siempre propensos al éxito y a la prosperidad ilimitada, para nosotros y nuestra familia.
Oración. Dios Todopoderoso, gracias por habernos dado tantos dones y derramar sobre nosotros tu gracia maravillosa, por favor, ayúdame este día a hablar en forma correcta y a no contaminar ni mi vida, ni mi casa, ni el ambiente que me rodea; ayúdame por favor, a estar siempre lleno(a) de tu gracia maravillosa, y a honrar tu Presencia en mi vida, en el Nombre de Jesús, amén.
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