Sigamos al Maestro
Cuando leemos este episodio uno se puede imaginar a Jesucristo andando
por la playa, dejando en la arena sus huellas y observando a todos lados, hasta
que de repente se detiene a mirar a Simón (Pedro) y a su hermano Andrés, ellos
eran sencillos pescadores, que -según dice la Escritura- estaban echando las
redes, es decir estaban en su oficio, pescando y preocupados de cómo alcanzar
el mayor número de peces; pues estando en esa labor, los vio el Señor
Jesucristo y les invitó a seguirlo, porque los iba hacer pescadores de hombres.
Qué invitación más rara para estos pescadores -que era la primera vez
que veían al Maestro Jesús-, ahora pescarían personas, no obstante, la forma
como el Señor Jesús se los dijo hizo que ellos, ni siquiera se preocuparan por
saber qué significaba aquello., simplemente lo siguieron. Notamos en ellos
(Simón y Andrés), una actitud de obediencia y de confianza en el Maestro, la
cual, en ocasiones nos hace falta a nosotros, porque hay momentos que dudamos,
o la pensamos dos y tres veces para obedecer algo que nos dice en su Palabra o
por medio de nuestros líderes. Hagamos como estos sencillos pescadores quienes
dejando las redes -lo que era su oficio principal-, lo siguieron, ni siquiera
le preguntaron a qué se refería.
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