ASIDOS DE LA ESPERANZA EN DIOS
Al darle -como solemos decir-, una segunda ojeada a estos versículos, podemos comprender cómo Dios nos quiere hacer entender que nunca olvida lo que hagamos a favor de nuestros hermanos y de aquellos a los cuales les llevemos las buenas nuevas de salvación; Él valora ese trabajo y no olvida que hayamos puesto amor para hacerlo; por tanto nos promete una gran recompensa.
Dios no quiere que seamos perezosos, sino imitadores de aquellos hombres de la fe; el punto es que debemos comprender que cuando se habla de fe, no debemos entenderlo como una condición religiosa, sino como un atributo indispensable que ha de estar presente en nosotros los hijos de Dios, y quizás en ocasiones creemos que fe es decir que amamos a Dios y que queremos hacer su voluntad; pero resulta que la fe que hace que Dios "nos mire", es aquella que va acompañada de certeza, esperanza, perseverancia y paciencia; y allí es donde en ocasiones muchos pueden llegar a fracasar.
El escritor nos recuerda el ejemplo de Abraham al cual Dios le dio una tremenda promesa, justo en un momento muy especial de la vida de este patriarca, porque es necesario conocer todo el contexto hebreo, la época y creencias, para entender que este varón que amó tanto a Dios, posiblemente estaba pasando por algún tipo de frustración debido precisamente a que su edad avanzada, le negaba físicamente hablando, procrear; para los israelitas, tener una descendencia era supremamente importante, era señal de bendición y prosperidad; este varón que había sido tremendamente enriquecido por Dios, justamente no tenía hijos, Dios le promete que tendrá una descendencia como las estrellas de los cielos, y Abraham no dudó ni un segundo en esta promesa, esperó, siempre esperaba y confiaba en lo que Dios le prometía.
Debemos tener como dice el versículo 18, "un fortísimo consuelo...para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros" No decaigamos en nuestra fe, no importa que nos parezca que nada pasa, porque sí está pasando, pero recordemos que Dios sólo puede obrar en corazones que le amen, le crean y confíen en su Palabra. Piense que tal vez ha dejado algo de lado porque se desalentó, pero tome de nuevo ese respiro de fe y pídale a Dios con todo su corazón la fortaleza necesaria para siempre esperar. Oremos Juntos. Amado Dios, gracias porque estamos seguros que nos concedes los anhelos de nuestro corazón y seremos personas muy bendecidas, porque tú así lo has determinado para tu gloria. Amén.
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